Discotecas por fuera by Víctor Balcells

Discotecas por fuera by Víctor Balcells

autor:Víctor Balcells
La lengua: spa
Format: azw3, epub
Tags: Juvenil, Novela, Distopía
editor: ePubLibre
publicado: 2022-06-01T06:00:00+00:00


SEGUNDA PARTE

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El deseo solo es, de manera literal, dibujar o un dibujo. Una fuerza tirante o atrayente, y el trazo de esta fuerza en una imagen.

W. J. T. MITCHELL

NIGHT CLUBBING

Llegamos al colector de la Escuela Industrial por una de sus bocanas principales. Yo no sabía que debajo del campo de fútbol de hierba artificial de ese complejo había un gigantesco espacio vacío soportado por pilares. Aquello que vi era una ciudad de neones contenida en un total de cuarenta mil metros cúbicos de espacio. Construida con materiales de obra sin refinar. Paneles, travesaños, colchones distribuidos en diferentes niveles edificados con andamios. Todo esto lo haces porque sí. Porque las estructuras y los órdenes que configuraban tu existencia han terminado. Tu orden ha terminado. Tu vida pasada ha terminado. El Halo se ha extendido. La ciudad se estructuraba en tres niveles unidos por rampas colgantes. En su centro, se había construido un espacio tridimensional con forma de esfera. La plaza central. El centro de la resistencia. Hacia allí nos dirigimos sorteando escombros y cabañas de uralita insertadas en los diversos niveles. Nos escoltaban cuatro chicos con aspecto de programadores. Todos llevaban el mismo emblema en el pecho: un escorpión que podía pertenecer tanto a un club de petanca como a un grupo terrorista secreto. Padre vivía a una manzana de aquel colector. Cuando pregunté desde cuándo existía el complejo, nadie supo contestarme. 2014, acordaron más o menos cuando llegamos hasta una compuerta que conducía directamente a la plaza central de La Cúpula.

En el año 2014, me dije. Nuestro primer año como pareja. Todavía no existía el Halo. La imagen vívida de Ur y yo besándonos en el tumulto de una cabalgata de Reyes. La imagen de yo mismo repitiendo en el interior una única palabra: recuerda. Y su inutilidad: si ya no recuerdo fue porque precisamente nos amamos. Malcom y Fukuoka ubicaron las torres negras en un lugar que tenían reservado. Entre otras torres negras. Los datos, ahora desconectados de la red. Mis páginas web, supongo, shutdown mientras durara la brecha. Nos dieron unos sacos para dormir y nos acompañaron a las plataformas dormitorio. Pasamos junto a los edificios administrativos de estilo chabolero por un puente que conducía a una sección esquinada de la ciudad. El último nivel de la ciudad era un sistema de tuberías que hacía fluir el viscoso líquido de las cloacas por el depósito, sin inundarlo. Haber construido esa infraestructura en secreto, una entera ciudad, sin ser descubiertos implicaba un nivel de inversión y organización que no acababa de asimilar todavía. Pero ahí estaba, una ciudad subterránea gobernada por la así llamada sociedad de La Cúpula. El núcleo central de la resistencia contra el Halo.

Llegamos a una superficie de piedra lisa soportada por las columnas de hormigón donde grupos de personas dormían apiñadas en el suelo. Tres filas de literas se perdían en la oscuridad.

El portavoz de los escoltas nos dijo que cuando descansáramos ya nos pondrían en algún turno. ¿Turno de qué? Encontramos un hueco entre los cuerpos y extendimos los sacos de dormir.



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